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Aportación de TRUETA a la Tecnología del Tratamiento de las Heridas de Guerra

La Cirugía de Guerra se impone cuando hay que atender un número grande de bajas en corto lapso de tiempo

Josep Trueta

Resulta innegable la aportación que Josep Trueta hizo a la tecnología quirúrgica de su tiempo y que todavía se muestra muy útil en circunstancias de poca disponibilidad de medios.

Para mejor entenderlo tal vez sea adecuado tener en cuenta la diferencia entre una Cirugía de Paz y una Cirugía de Guerra, en las cuales desaparece la exigencia del bien individual para ser sustituido por el bien común requerido por la obligación de recuperar el mayor número de víctimas posible. La Cirugía de Guerra se impone cuando hay que atender un número grande de bajas en corto espacio de tiempo, afectadas por distintos traumatismos (heridas penetrantes con gran mortificación de tejidos; blash syndromes, por explosiones en espacios cerrados; crush síndromes, por aplastamientos; quemaduras extensas e intensas…) y sufridas en terrenos muy contaminados y potencialmente infectantes. La Medicina Catastrófica es similar a la Medicina Militar de Campaña por cuanto que comparte con ella la necesidad de atender gran número de víctimas afectadas simultáneamente, si bien en el caso de la primera se sufre la indefensión de no disponer de personal preparado ni de medios con que enfrentarse a una situación surgida inesperadamente.

¿Qué hacer desde la perspectiva quirúrgica ante el gran número de bajas que se han producido por causa de una catástrofe, precisando recuperar el mayor número de víctimas posible y disponiendo de unos medios médico-quirúrgicos restringidos? Pues utilizar el método de Trueta, que tantas heridas de guerra curó y tantas gangrenas de los miembros evitó. Pero ¿cuál es el método de Trueta, en qué consiste? Veamos:

Ciertamente partiendo de trabajos de autores de distintas épocas, está constituido por un conjunto de actuaciones, perfectamente recogidas y aún mejor practicadas. En sus investigaciones Trueta comenzó por los trabajos del francés Ollier, quien en 1872 dio a conocer su procedimiento curativo de las heridas mediante la inmovilización más extrema del miembro bajo el yeso, estuviera o no fracturado el hueso. Seguidamente adoptó el proceder del alemán Friedich, quien en 1898 había demostrado que el mejor método para evitar la infección de la herida era extirparla en bloque, suturándola secundariamente. Finalmente, aprovechó las experiencias del norteamericano Winnet Orr, quien, participando en la Primera Guerra Mundial, había tratado gran cantidad de fracturas abiertas sometiendo el miembro lesionado a tracción continua y extirpando todo tejido objeto de atrición o de pérdida de vitalidad o sospechoso de estar contaminado; concluyendo con el mayor relleno posible de gasa vaselinada. Terminaba procediendo al enyesado del miembro, sin dejar ventana alguna, hasta su curación.
En las guerras que siguieron a la primera conflagración se hizo abundante uso del procedimiento que reunía la técnica de Friedrich con la cura oclusiva de Orr. En las campañas de África nuestros cirujanos alcanzaron el mayor perfeccionamiento.
Sea como sea, hay que enfatizar el hecho de que contribuía con mucho a la curación de las heridas importantes la inmovilización del miembro traumatizado, estuviera o no fracturado. El método, practicado por Trueta a la perfección, consiste en cinco etapas:

1.- Tratamiento quirúrgico inmediato.
2.- Limpieza máxima de la herida.
3.- Escisión de la herida.
4.- Dejar patente su drenaje.
5.- Inmovilización del miembro mediante un vendaje de yeso.

Se insiste en que el enyesado ha de mantener una completa inmovilización del miembro entero y en particular del foco de la herida, que en caso de fractura ha de extenderse más allá de las articulaciones próximas al hueso fracturado. Por más que fuera a posteriori, Trueta abordó un trabajo experimental con objeto de estudiar el mecanismo de la acción de la inmovilización lograda con un vendaje de yeso sobre la progresión de la infección entre los tejidos. Demostró indiscutiblemente que la vía de los gérmenes al torrente circulatorio desde el foco de entrada se realiza fundamentalmente por vía linfática y que la progresión por esta vía se favorece por los movimientos articulares y muy importantemente por las contracciones musculares. De modo que la inmovilización lograda por medio del vendaje enyesado (procedimiento barato y fácil de practicar), o por cualquier otro procedimiento, disminuye e incluso detiene el flujo linfático, con lo que se reduce en extremo la progresión de los gérmenes.

DEFECTOS A CORREGIR

Cando se levanta el apósito lo habitual es que se contemple cómo ha venido produciéndose la curación de la herida, que suele mostrarse totalmente rellena, hasta alcanzar casi el nivel de la piel. Su superficie aparece granulosa y de buen aspecto, rodeada por un borde de tejido cicatricial. Pero en desagradables ocasiones el cirujano se ve obligado a levantar el apósito antes del tiempo necesario para llegar al grado de curación deseable. Y se ve obligado a tomar esta decisión ya sea por las molestias provocadas por la inmovilización, intolerables para algunos pacientes, ya sea por el hedor que se desprende de una herida tratada como hemos descrito.

Pronto se descubrió que tal hedor lo producía la masa de vaselina de relleno de la herida, que en el lecho cubierto iba sufriendo sucesivas variaciones químicas. El hedor se evitó sustituyendo la vaselina por gasa estéril o contrarrestando la producción de gases mediante la adición de cerveza o, abandonando el arcaico procedimiento de ejército romano, obteniendo muy aceptables resultados con la adición de suero glucosado al 12 por ciento.

Rafael Mata, Profesor de Nueva Orles, concluyó sentenciando: “no todo queso que huele mal es malo”.

DEVENIR EL MÉTODO

El método era sencillo y correctamente planteado, muy eficaz en buenas manos, pero en las manos de inexpertos, incapaces de su correcta práctica constituyó un completo fracaso. Así lo sufrieron muchos heridos españoles que atravesaron los Pirineos al final de nuestra Guerra Civil 1936-1939, que perdieron miembros tomados por gangrenoso, a causa del hedor que desprendían sus heridas. Y los cirujanos norteamericanos, de poca destreza quirúrgica, confesaron al terminar las secuelas de la batalla de Tobruk no haber obtenido con el método el éxito que se venía pregonando; si bien confesaron su poca experiencia. Tan malos resultados ya los había profetizad Trueta: Todos los puntos son de vital importancia, pero el éxito de su aplicación gira alrededor del tercer punto: la escisión de la herida. Sin una escisión adecuada, aunque se cumplan fielmente los otros puntos, la técnica es inoperante y puede incluso ser peligrosa.

Ahora bien, no hay verdadero motivo para ser derrotista. Bien practicado, el método ha proporcionado los mejores resultados. El Prof. Paul Brown, Coronel Jefe de los Servicios de Ortopedia de los Estados Unidos escribe:

En la Primera Guerra Mundial, mucho antes de conocerse el método de Trueta, los muertos por gangrena representaban el 18 por ciento de los heridos, mientras que, en la actualidad, según se comprobó en la Guerra de Vietnam, donde se aplicó el método sistemáticamente, el porcentaje descendió a un 0,26 por ciento.

Es bien cierto que al comienzo de entrar en la Segunda Guerra Mundial la Sanidad Militar de los Estados Unidos copió de la inglesa casi todos sus métodos, y con ellos el “método español”, el cual arrastraba consigo la herencia de su uso primigenio por su compatriota Winett Or, si bien con defectos a corregir. Como señalamos desde el principio: Siempre que se disponga de medios suficientes, el “método español” quedará relegado a un segundo plano, pero mantendrá su utilidad en las circunstancias de que la poca disponibilidad de medios lo impongan, como es frecuente en Medicina Catastrófica

ADDENDUM:

La aportación de Trueta a la Medicina no se inicia ni concluye con su método de tratamiento de las heridas de guerra. A él le llevaron las inquietudes, no acabadas de satisfacer, por los trabajos llevados a cabo en la escuela de investigación que creó para el estudio del desarrollo y patología del hueso; a lo cual añadió conclusiones referentes a los cambios de la circulación arterial renal, provocados por distintas patologías de los miembros que se acompañaban de isquemia cortical renal con conservación o aumento de la circulación medular y yuxtamedular.

Aunque sus conclusiones e hipótesis no fueron definitivas fueron la base de otros estudios posteriores sobre la insuficiencia renal aguda consecuente al shock, síndrome de aplastamiento, rechazo del trasplante y otras patologías.

Trueta, inquieto investigador, se movió en tantos campos que hoy consideraríamos propios de distintas especialidades ajenas a su formación de cirujano ortopeda.

Ingeniería militar y civil

Lo militar y lo civil unidos por el conocimiento científico y el afán de progreso

René Descartes

LA ILUSTRACIÓN EN ESPAÑA
El siglo XVIII aportó trascendentales cambios que afectaron a la vida económica, social y política española: la revolución industrial y la política burguesa.
En este “siglo de las luces”, cuya datación se puede establecer en España entre el segundo decenio del siglo XVIII y los primeros años del siglo XIX, se producen en España importantes transformaciones de las que nos fijaremos, tan sólo, en aquellos aspectos que afectan al ámbito científico de la ideología dominante: la “Ilustración”, con dos grandes corrientes de pensamiento, la filosofía de Descartes, con la enorme valoración que da al pensamiento deductivo, especialmente el matemático como método de acceso a la verdad, y el método científico de Newton, según el cual el único método que permite llegar a esa verdad se obtiene trabajando sobre la observación de la realidad y reelaborando racionalmente los datos obtenidos por ella.

Jorge Próspero de Verboom
Félix Gazola

INGENIEROS Y ARTILLEROS EN EL SIGLO XVIII
Al inicio del siglo XVIII, con el advenimiento de los Borbones, se acomete por parte de Felipe V, y en plena guerra de Sucesión, la reforma de los Ejércitos y muy especialmente la de los “cuerpos facultativos” (ingenieros y artillería). Así, Felipe V llama de Flandes al ingeniero Jorge Próspero de Verboom, a quien encomienda la organización del Real Cuerpo de Ingenieros, creándolo el 17 de abril de 1711. Verboom establece, en 1720, la Real Academia de Matemáticas de Barcelona, imponiendo en la misma los textos y métodos que Fernández de Medrano había empleado en la Academia de Bruselas, donde él se había formado.
Pero regresemos al año 1718, en el que Felipe V dicta una Real Ordenanza que asigna a los ingenieros militares funciones que no sólo rebasan las estrictamente militares, sino que dan prioridad a las de construcción de obras públicas dirigidas al “beneficio universal de los pueblos”. Posteriormente, y ya en 1779, el Real Cuerpo de Ingenieros se reestructura en tres Secciones:
– La de “Academias Militares”, dirigida por D. Pedro de Lucuce, ilustre Jefe de la Real Academia de Matemáticas de Barcelona.
– La de “Fortificaciones del Reino”, dirigida por el General D. Silvestre Abarca, autor del proyecto de navegación y riego de Castilla la Vieja.
– La de “Caminos, puentes, edificios de arquitectura civil y canales de riego y navegación”, dirigida por el insigne ingeniero D. Francisco Sabatini y Siuliano.
Los ingenieros militares fueron los proyectistas y directores de numerosas obras civiles de aquella época, costeadas con fondos del Estado. La lista es interminable: la Puerta de Alcalá, el Palacio de Aranjuez, la Fábrica de Armas de Toledo, la Real Fábrica de Tabacos de Sevilla, múltiples canales de navegación (Manzanares, Castilla, Guadalquivir, etc.), trazados urbanísticos, hospitales, escuelas, palacios, etc, etc … además de llevar a cabo una importantísima labor cartográfica.
En 1770 se crea el Cuerpo de Ingenieros de Marina, que hoy conocemos como Ingenieros Navales, que va sustrayendo, paulatinamente, al Cuerpo de Ingenieros del Ejército los asuntos relacionados con la construcción naval y las obras de los arsenales y actuaban, también, como “ingenieros de montes” (gestionando las grandes explotaciones forestales con el objeto de conseguir madera para la construcción naval).
Simultáneamente a estas vicisitudes del Real Cuerpo de Ingenieros y del Cuerpo de Ingenieros de Marina, se funda en Segovia, en 1764, el Real Colegio de Artillería, cuerpo creado dos años antes por Carlos III y cuyo primer director fue D. Félix Gazzola, Conde de Gazzola- Este Real Colegio (con su lema “la ciencia vence”) se convirtió en un segundo pilar en la implantación de la Ilustración en España, dadas las características de su enseñanza, el prestigio y valía del profesorado y la modernidad de sus planteamientos didácticos. La fabricación y el mantenimiento de la artillería se adscribió a los oficiales de del Arma, debido a sus “estudios sublimes”, dirigiendo establecimientos tales como Maestranzas (Madrid, Barcelona, Segovia, …), fundiciones de bronces, fábricas de pólvora, salitrerías, fábricas de armas blancas, ferrerías, minas de carbón, azufre y cobre, fundiciones de hierro, …
El desarrollo tecnológico que trajo la Ilustración, y que fue asumido por ambos “cuerpos facultativos” (ingenieros y artillería) durante el siglo XVIII propició el nacimiento, a partir del siglo siguiente, de nuevas ramas de la ingeniería, que darían lugar a las ingenierías de aplicación civil.


General Carlos Ibáñez e Ibáñez Ibero

INGENIEROS CIVILES EN EL SIGLO XIX
La aparición de la “ingeniería no militar” va ligada a la de sus centros de formación. Hagamos un breve recorrido por sus diferentes ramas:
– Academia de Enseñanza de Minas de Almadén, primer centro de estudios superiores técnicos de España, origen de la Escuela de Ingenieros de Minas, creada el 14 de julio de 1777 por Carlos III, y trasladada a Madrid en 1835.
– Inspección de Caminos y Canales, que posteriormente sería la Escuela de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, creada en 1802, cuyo cuerpo estaba ya constituido en 1799, y en la que participaron varios ingenieros militares, destacando Agustín de Betancourt y Molina, que en 1801 fue nombrado Inspector General del Cuerpo de Ingenieros de Caminos y Canales, fundando al año siguiente la Escuela citada en el Palacio del Buen Retiro.
– La Escuela Central de Ingenieros Industriales aparece en 1845, sufriendo una serie de vicisitudes en la organización de sus estudios, a través del Real Instituto Industrial creado en la misma fecha. En la defensa de esta escuela, de sus atribuciones y de su plan de estudios desempeñó un decisivo papel el entonces Ministro de Fomento, General de Artillería D. Francisco de Luxán y Miguel.
– La Escuela (Especial) de Ingenieros de Montes empezó a funcionar en 1847, en Villaviciosa de Odón y tuvo como primer director al Coronel de Caballería y jurista D. Bernardo de la Torre Rojas. El cuerpo estaba ya separado del de Ingenieros de Marina, al crearse la Dirección de Montes, en 1833, y la Inspección de Bosques, en 1835.
Además de los cuerpos ya citados, tan sólo mencionar la creación, en 1900, del cuerpo de Ingenieros Geógrafos, íntimamente relacionado con el Ejército, y basado en antiguos oficiales geodestas. Importante debe ser la mención al General de Ingenieros D. Carlos Ibáñez e Ibáñez de Ibero, introductor en España de la geodesia moderna y creador y primer director del Instituto Geográfico y Estadístico, en 1870.
Valga lo hasta aquí expuesto tan sólo como una muestra de la simbiosis y la colaboración entre lo militar y lo civil, unidos todos por el conocimiento científico y el afán de progreso.

Empresa y milicia – Valores compartidos

Valores que “son de nadie y son de todos”

EL MILITAR Y LA TOMA DE DECISIONES
Un aspecto que sorprende a los gestores y directivos de empresas al reunirse con mandos militares es descubrir que éstos están adiestrados para tomar decisiones sin tener más del 70% de la información y para no tomarlas nunca con menos del 35%. Difícilmente un empresario tomará una decisión arriesgada solo con el 70% de la información.

Las crisis, conflictos bélicos y guerras están presididas por la incertidumbre, por la ambigüedad, derivadas de la falta de información contrastada y veraz, y esas características cada vez más se reproducen en el mundo financiero y en la economía real. Los militares saben muy bien que una buena decisión que llega demasiado tarde es absolutamente inútil. MacArthur decía durante la guerra en Filipinas: “la derrota se escribe con dos palabras: demasiado tarde”. Es preferible una decisión incompleta pero oportuna que se puede adaptar conforme se adquiere más información, que la espera de la decisión perfecta que nunca llega y se traduce en indecisión.

El Jefe militar tiene secciones en su Estado Mayor o Plana Mayor, lo mismo que la empresa tiene departamentos, asesores y gabinetes, que asesoran a unos y a otros para poder tomar una decisión. En eso coincide lo militar con la empresa, pero en la milicia una vez convenientemente asesorado y con la decisión tomada, el Jefe Militar la adoptará con todas sus consecuencias. El Mando, el liderazgo es consustancial con la Decisión y ésta con la Responsabilidad.

El Jefe militar tiene secciones en su Estado Mayor o Plana Mayor, lo mismo que la empresa tiene departamentos, asesores y gabinetes, que asesoran a unos y a otros para poder tomar una decisión. En eso coincide lo militar con la empresa, pero en la milicia una vez convenientemente asesorado y con la decisión tomada, el Jefe Militar la adoptará con todas sus consecuencias. El Mando, el liderazgo es consustancial con la Decisión y ésta con la Responsabilidad.

DIRECCIÓN Y GESTIÓN EMPRESARIAL
La dirección y gestión empresarial, como tal, es posterior a la dirección y gestión militar, los primeros gerentes de grandes empresas en el mundo anglosajón durante el siglo XX fueron militares que usaban su experiencia en el mando durante la guerra para dirigir organizaciones como las empresariales. Sin duda hay muchos aspectos de la gestión empresarial que provienen de la milicia, como la estrategia, logística, la misión, la visión, los objetivos, la campaña, cuadros de mando, cuartel general, recursos humanos, logística, financiera, planes/estrategias, todas tienen su origen en la Milicia. Hay otros sin embargo como la Comunicación Pública, la relación con los Medios de Comunicación y el Marketing que las organizaciones militares han desarrollado desde ejemplos empresariales.

En cuanto al proceso de toma de decisiones, el hecho de que los militares estén preparados para tomar decisiones rápidas, en ambientes complicados, de riesgo y bajo presión, es otro de los puntos fuertes que tienen y que no son tan comunes entre la dirección empresarial, aunque sean reclamadas en prestigiosas escuelas de negocios.

VALORES COMUNES
Es muy habitual en las unidades militares encontrar definidos los cuatro pilares básicos: Misión, Visión, Principios y Valores. También es frecuente ver a empresas, instituciones y corporaciones que abren su página web con la misión, visión, principios y valores, a lo que añaden responsabilidad social corporativa, cumplimiento normativo y responsabilidad con el medio ambiente.

Valores, que como en la copla argentina, “son de nadie y son de todos”, los tiene cada nación o cultura y por eso hablamos de valores de la cultura occidental o europea que compartimos las naciones de este viejo continente o valores de la sociedad española que comparten las empresas y las Fuerzas Armadas. Valores compartidos se titula esta aportación.

El submarino Peral

Salvando los restos del “naufragio”

Francisco Giráldez: “Botadura del Submarino Peral en el Puerto de Cádiz, 1888”. Óleo sobre lienzo. Museo Naval (MNM 9510)

ARQUEOLOGÍA INDUSTRIAL
Podía haber sido una de las más grandes aportaciones de la Armada española moderna al progreso de la construcción naval. Hoy, sin embargo, es solo un gran yacimiento arqueológico de carácter industrial y, como tal, está siendo objeto del interés no solo de los investigadores de la historia y la técnica naval, sino también de restauradores, de ingenieros, de físicos… Nos referimos al Buque torpedero submarino inventado, diseñado y tripulado por el Teniente de Navío Isaac Peral Caballero (Cartagena, 1851-Berlín, 1895). No se trataba del primer submarino de la Historia, le precedieron en el tiempo otros ingenios de sugerentes nombres, como Turtle (1775), Nautilus (1800), Pioneer (1859) o Ictíneo (1862), éste último creación de un ingeniero también español, Narciso Monturiol. Sin embargo, sí fue un auténtico hito en la Historia naval, ya que se trató del primer sumergible eléctrico de uso bélico.

EL TENIENTE DE NAVÍO ISAAC PERAL
Isaac Peral, marino y profesor de Física en la Academia de Ampliación de Estudios de la Armada, concibió su torpedero submarino en 1884, decidiéndose a presentarlo como un proyecto viable a raíz de la llamada “crisis de las Carolinas” de 1885. Apoyado por el Ministro de Marina Pezuela, consiguió la financiación y permisos necesarios para que el prototipo superara todas las pruebas de navegación, inmersión y disparo a las que fue sometido entre 1888 y 1890.

La popularidad alcanzada por el invento fue enorme y se hizo patente en el imaginario colectivo finisecular: se compusieron pasacalles y valses y se dedicaron calles a su creador por toda España. Sin embargo y pese a la demostración de la viabilidad y utilidad del proyecto para un país que necesitaba conservar el dominio de las aguas en su aún extenso Imperio marítimo, por razones nunca bien explicadas y en las que pudo haber influido en parte la soberbia del autor, el nuevo Ministro de Marina, José María Berenguer, retiró todo apoyo institucional a Peral, que fue obligado a desarmarlo y entregarlo en el Arsenal de La Carraca de Cádiz. Desencantado, se licenció de la Armada en 1891, muriendo enfermo al poco tiempo en Berlín. Tenía 44 años y, a juzgar por sus escritos, muchos más inventos que ofrecer a la posteridad.

Isaac Peral Caballero
El submarino en una fuente de Cartagena
Traslado del submarino

BUSCANDO UN FINAL FELIZ
Indudablemente, el Submarino Peral fue fruto de la genialidad de su autor, pero también fue el resultado del alto nivel de conocimientos alcanzado por los marinos españoles desde los años de la primera circunnavegación del Globo, conocimientos que se siguieron cultivando después en Instituciones militares como la Real Academia de Matemáticas de Barcelona o el Real Observatorio de la Armada de San Fernando. Por desgracia para el inventor y para la ciencia española, no tuvo la fortuna de coincidir con una coyuntura socio-política adecuada.

Desde 2012 se está tratando de escribir un final más feliz para esta triste historia. Gracias al esfuerzo de una serie de organismos públicos y privados, el submarino ha sido trasladado desde su insólita ubicación en una fuente pública al renovado Museo Naval de Cartagena. Su investigación se plantea allí como la de cualquier otro yacimiento arqueológico industrial: se documentará científicamente para redescubrir su concepción original y se realizará un trabajo concienzudo de conservación para garantizar su preservación futura. El objetivo es que el Submarino Peral desvele los secretos sobre las técnicas de navegación y construcción naval que lo hicieron posible. Poco es para lo que pudo haber sido, pero al menos es el digno homenaje que el pasado le negó.

Como todo avance científico, el Submarino Peral fue la suma del bagaje acumulado durante siglos por nuestras Fuerzas Armadas y de la brillantez de un genio que, como muchos otros, “cabalgó a hombros de gigantes”.

Mónica Ruiz Bremón
Academia de las Ciencias y las Artes Militares

El carbón de Asturias

Cooperación cívico-militar al servicio del Principado

Melchor Gaspar de Jovellanos
Fernando Casado de Torres

BUSCANDO EL CARBÓN DE COK
Los altos hornos y herrerías, de la cornisa cantábrica, las fundiciones de cañones de Liérganes y La Cavada, los astilleros y las carpinterías de ribera, entre otras industrias, estaban desforestando los montes del norte peninsular, debido a la gran cantidad de carbón vegetal que consumían en el último cuarto del XVIII.

Melchor Gaspar de Jovellanos, cuyos tres hermanos servían en la Real Armada, se apoyó en el mayor, Francisco de Paula, para anudar lazos, entre otros, con el bailío frey Antonio María de Valdés y Fernández Bazán, el cual, siendo capitán de navío, se distinguió tanto en la dirección de las fábricas de cañones de Liérganes y La Cavada que (11-04-1789) fue designado secretario de estado de Marina.

Por otra parte, Juan Bautista González Valdés, minero asturiano, instanció al Rey pidiendo explotar minas de carbón de piedra, con bases diferentes a las de los metales que, en principio, eran de propiedad real. Esa instancia fue pasada a Jovellanos que la informó favorablemente, consiguiendo que este asunto se evacuase por la vía de Marina. Por fin, el 30-11-1789, el Rey (léase su ministro) dio la razón a Jovellanos y le ordenó fuese a Asturias a «arreglar» la extracción de carbón de acuerdo con quien designase Marina, que lo fue otro el ingeniero en segundo, D. Fernando Casado de Torres (más tarde, comandante general del arsenal de Ferrol), al cual Valdés destacó a Asturias para que diseñase minas en la zona de Langreo (Casado había informado que el de la cuenca del Nalón era el mejor) y para que montase un horno para obtener carbón de cok. El carbón sería distribuido prioritariamente (hemos comprobado que fue así) a Liérganes, La Cavada, a Ferrol y Cartagena.

LA EXPLOTACIÓN HULLERA DE ASTURIAS
Jovellanos estudió a fondo el precio del transporte del carbón, y se reunió con Casado, que ya tenía formado un proyecto de 25 minas en Langreo, cuyas bocas darían al Nalón (que se canalizaría hasta la desembocadura) para embarcarlo en chalanas, tripuladas marinería de Ferrol, y bajarlo hasta San Esteban de Pravia o Muros de Nalón.

La canalización resultó imposible, aunque, entre 1793 y 1801, logró evacuar 16.000 Tons, el remonte de las chalanas duraba hasta 10 días y, en invierno, las avenidas destruían lo hecho en verano; en 1803 se cerró. Jovellanos comprobó que las carretadas de bueyes salían más baratas. Pero, como los créditos para el Canal estaban concedidos, informó a Valdés sobre la política imprescindible para sacar a Asturias del atraso, que debía consistir en abrir carreteras y en «(…) fundar una escuela (Real Instituto Asturiano). Como además de proponer presentar el medio de dotarlos, creo que no costará a Ud. trabajo inclinar a su resolución (…)».

Por tanto, gracias al dinero del presupuesto de Marina y al trabajo de su ingeniero en jefe Casado de Torres, comenzó la explotación hullera de Asturias y la fundación del Real Colegio Asturiano de Minería y Navegación, orgullo de Jovellanos y de toda Asturias.

Plano del río Nalón
Horno de cok

El radar

El radar o la detección de los ecos electromagnéticos

Antenas de la “Home Chain”
Primitiva pantalla de radar

Los comienzos del radar

Los principios físicos de la reflexión de ondas de radio se conocían desde mediados del siglo XIX. Sin embargo, no fue hasta principios del siglo XX que se empezaron a aplicar para la detección y seguimiento de objetos.

En 1922 Guillermo Marconi dijo que podía demostrar que era posible detectar objetos alejados con ayuda de las ondas de radio. Sin embargo, hasta 1933 no pudo mostrar un dispositivo funcionando.
En 1928 HM Signal School del Reino Unido recibió la primera patente de radio localización, acreditada a L. S. Alder.
En 1933 Hitler tomo el poder en Alemania y la armada alemana inicio sus investigaciones en la tecnología de medición a distancia con ondas de radio.
En 1934 las investigaciones empezaron en Rusia, lográndose tener éxito con un rango de detección de aviones hasta 70 km.
En 1935 Sir Robert Alexander Watson Watt (1892 – 1973, físico escocés y descendiente de James Watt, inventor de la máquina de vapor) demostró con éxito la detección de un avión por un aparato de radio en lo que se llamó el experimento “Daventry”. La patente le fue otorgada a Robert Watson el 2 de abril de 1935. En aquella época, la tecnología se denominaba «radio detection and finding (RDF)».

Radar SCR-238 (USA) – Guadalcanal. 1942

Empleo operativo

Fijándonos solo en el mundo anglosajón, en 1935 el gobierno del Reino Unido dio la orden de desarrollar un sistema de radar completo. Este fue el inicio de la primera red de radares llamada Home Chain que estuvo operativa a partir del año 1937. De esta manera, se detectaban los bombarderos alemanes. El radar fue vital para defenderse de los ataques aéreos durante los cuatro meses de la Batalla de Inglaterra en 1940, ya que significaba que la relativamente pequeña Royal Air Force podía dirigir certeramente sus cazas contra los atacantes.
Desde ese momento se empezaron a desarrollar aplicaciones operativas de la nueva tecnología. Por la parte británica, el esfuerzo se volcó en la guerra aérea y antisubmarina, de modo que desarrollaron equipos embarcados en aviones, lo que suponía un desafío por el rango de frecuencias que se empleaba.

Por la parte estadounidense, se desarrolló un tipo de aplicaciones de marcado carácter aeronaval, sobre todo como ayuda a las operaciones navales. Durante algunos años, el Reino Unido y los Estados Unidos trabajaron en paralelo, pero sin cooperación entre ellos. Sin embargo, el desarrollo del magnetrón y del klystron llevó a Winston Churchill a aprobar la transferencia de tecnología a Estados Unidos, con lo que comenzó la colaboración en este campo. Sin embargo, cada nación siguió sus propias prioridades operativas. En 1940 se empezó a conocer con su nombre definitivo: «radio detection and ranging (RADAR)», acuñado por los estadounidenses. En aquella época se habían conseguido equipos que trabajaban con una potencia de 1 kW, emitiendo en 3 GHz de frecuencia. El peso y volumen de los sistemas se había reducido notablemente.

Huracán Rita sobre Lake Charles. Septiembre 2005

Desarrollos posteriores

Al terminar la guerra, se estaba trabajando en radares de 9 GHz, dotados de duplexores y se buscaba llega a los 18 GHz de frecuencia.
Se empezaron a desarrollar aplicaciones civiles, empezando por la meteorología. Mientras tanto, los militares buscaban radares cada vez más ligeros, más precisos, con baja probabilidad de interceptación y resistentes a las acciones de guerra electrónica.
Se produjeron avances notables en los campos de los transmisores, de gran ancho de banda, baja potencia, multimodos. En os receptores se buscaba un procesamiento eficiente de la señal y resistencia a las contramedidas. En cuanto a las antenas, los avances buscaban obtener diagramas de radiación eficientes y antenas múltiples para conseguir el movimiento de forma sintética.
A partir de 1946, se consiguió desarrollar el tubo de ondas progresivas (TWT), que consiguió un gran avance en la amplificación eficiente de señales. En el campo de la recepción, la aparición de la electrónica digital y el procesamiento digital de las señales dio a los diseñadores una capacidad funcional hasta entonces inimaginable.

Radar marítimo de navegación con AIS integrado

Aplicaciones modernas

En la actualidad, no se puede concebir el funcionamiento de muchos campos de la actividad humana sin la existencia del radar.

En el campo militar, las aplicaciones originales del radar se han mantenido y su aplicación encuentra cada vez nuevos ámbitos, como por ejemplo el espacio y las armas estratégicas.
Entre las aplicaciones civiles, destaca como la más veterana la de la meteorología. Desde sus inicios, el radar se utilizó para detectar tormentas y otros fenómenos meteorológicos, fundamentalmente para ayuda a la navegación marítima y aérea. En la actualidad, son múltiples las aplicaciones meteorológicas de los radares.

Otro campo importante es el de la observación de la Tierra. Los radares actuales tienen una gran precisión y son capaces de determinar características de muy pequeño tamaño, incluso por debajo de la corteza terrestre en algunos casos. Por eso se emplean en geología, geografía, estudio de recursos naturales, geodesia, hidrografía, cartografía, ecología, agricultura, defensa civil y aplicaciones de inteligencia militar.

En su sentido más clásico, los radares se emplean para el control del tráfico aéreo y marítimo, de forma que las comunicaciones mundiales actualmente serían imposibles de operar sin este medio. Por otra parte, dentro de este campo de aplicación tenemos una experiencia más próxima en los radares empleados por las fuerzas de seguridad para el control de la velocidad de los automóviles.
Los radares de navegación se emplean masivamente en la actualidad, de forma que cualquier barco o avión, aunque sea de pequeño porte, los lleva como instrumento casi de serie. A veces no nos damos cuenta, pero los sistemas de nuestros coches que nos ayudan a aparcar y guardar la distancia de seguridad se basan en técnicas de radar.

Así podríamos seguir enunciando aplicaciones de lo que surgió como un sistema de armas, pero que se ha integrado en la sociedad actual de forma inseparable.

La expedición filantrópica de Balmis

Primer paso para la erradicación del azote de la viruela

Grabado de Juan Ximeno Carrero. Biblioteca y Museo Histórico-Medicos. Valencia

La vacuna contra la viruela

La viruela es una enfermedad infecto-contagiosa producida por un virus, siendo la variante humana la que posee la morbimortalidad más elevada y provoca grandes secuelas físicas en los afectados que no morían.
A finales del siglo XVIII, el Dr. Jenner, de Inglaterra, observó que las lecheras del Condado de Gloucester que se infectaban las manos, reproduciendo las pústulas de las mamas que ordeñaban, no padecían subsiguiente enfermedad general alguna o, en todo caso, muy leve. En 1796 decidió inocular experimentalmente al niño de 8 años, Jaime Phipps, con la materia extraída de las pústulas de una campesina del Condado, afectada de la viruela bovina. El niño enfermó de esta variante, pero el curso de la enfermedad que desarrolló fue muy tolerable y sin las secuelas de la viruela humana. Finalmente, se comprobó que la inoculación había producido la adquisición de la inmunización frente a la viruela humana.

Entretanto, la viruela, que había sido llevada al Nuevo Mundo en el siglo XVI por los colonos que llegaban de la Península, había cobrado aún más virulencia, provocando en los territorios de Ultramar verdaderos estragos por su elevada cifra de morbimortalidad con la consiguiente repercusión laboral y pérdidas económicas.

Inoculación

Una expedición de la Corona Española

Ante la preocupación por el estado sanitario de nuestras colonias de Ultramar, el rey Carlos IV, decidió encargar a Francisco Javier Balmis, médico militar y cirujano honorario de la Corte, la misión de inmunizar aquellos territorios, protegiendo así a la población activa y la generación de recursos. El Edicto del rey justificaba la formación de la expedición para: vacunar gratuitamente a la población, enseñar a preparar la vacuna, mantener el suero para vacunaciones futuras y establecer Juntas Municipales para llevar a cabo un Registro.

A la cabeza de la expedición se puso un hombre, acreditado intelectual, de firme carácter y con fama de buen organizador, el Dr. Balmis; quien, además, había estado varias veces en América.

Isabel Zendal fue la primera enfermera en una misión internacional

Se organiza la expedición

El Vicedirector fue el médico catalán Josep Salvany; quien, impuesto por el Rey, fue un verdadero héroe que murió vacunando. Cuando se unió a la expedición ya estaba enfermo y pensó que el cambio de clima favorecería su curación. Y murió dirigiendo una rama de la expedición en Cochabamba (Bolivia).

La tercera persona importante de la expedición fue Isabel Zendal Gómez. Hija de labriegos gallegos pobres, chica avispada y con cierto nivel de alfabetización, empezó su vida laboral como criada y llegó a ser la Directora del Hospicio de La Coruña (Datos debidos a las investigaciones de Antonio López Mariño). Ha sido considerada por la OMS como la primera Enfermera en misión internacional. Sin ella, la mejor acción humanitaria de la Historia no se hubiera conseguido (Javier Moro en su libro Flor de piel, 2015).

La primera gran dificultad que vencer era ¿cómo llevar suficiente cantidad de fluido de las pústulas bien conservado para poder administrarlo a tal cantidad de personas? No hay que olvidar que, en aquella época, el siglo XVIII, no había posibilidad de congelarlo y mucho menos liofilizarlo para reconstituirlo en su momento. Balmis acabó encontrando la solución, si bien no libre de complicaciones en sí misma y rechazada por gran parte de la población: decidió que amén del personal sanitario preciso para realizar la misión, vinieran a bordo niños de entre 3 y 10 años. Estos niños debían estar sanos, disfrutar de buenas condiciones físicas y que no hubieran padecido la enfermedad. La misión de los niños era aparentemente simple e inocua, por más que sorprendente: hacer de reservorios humanos de la vacuna antivariólica.

El navío María Pita zarpando de La Coruña en 1803. Grabado de Francisco Pérez

La expedición parte

El plan de Balmis era vacunar semanalmente a dos niños con el pus extraído de las pústulas de los niños vacunados la semana anterior. Los niños recién vacunados debían estar separado del resto, a fin de no contagiar a los sanos y, en beneficio propio, seguir estrechamente vigilados: tanto en cuanto a la sintomatología como para evitar que se rascaran la pústula, desperdiciando así el líquido destinado a vacunar a otro niño.

Aunque se decidió que la Corona se haría cargo de su alimentación y vestimenta, e incluso se les proporcionaría estudios y una profesión, de modo que estarían a cargo del estado hasta que pudieran valerse por sí mismos, muchos padres desconfiaron y se negaron a que sus hijos siguieran una trayectoria tan peligrosa, temiendo no volver a verlos. Ante esta coyuntura, Balmis decidió llevar niños expósitos.

Del puerto de La Coruña, el 30 de noviembre de 1803, partió con un total de 22 niños. De esta forma el fluido llegó a tierras americanas habiendo empleado a los reservorios humanos, uno de los cuales había fallecido durante la travesía.

Balmis. Grabado

Misión cumplida

La expedición pisó tierra en Puerto Rico, pasando después a Venezuela, donde se escindió en dos grupos: uno dirigido por Salvany, que extendió la vacunación por Sudamérica y el otro por Balmis, quien, habiéndose dirigido a Cuba y luego a Méjico, terminó saliendo del Continente para plasmar su gesta en Asia.

En los distintos puertos donde atracaban, además de vacunar a la población e instruir a los sanitarios locales, se dedicaban a seleccionar nuevas personas con las que poder seguir manteniendo “viva” y eficaz la vacuna.

El viaje terminó para Balmis en junio de 1806 con su regreso a España después de haber inmunizado las colonias de América, Filipinas, Goa, China y Santa Elena, no sin antes tener que enfrentase a serias dificultades tanto a la ida como a la vuelta.

Los resultados de la expedición, ampliados por sucesores, consiguieron que casi dos siglos más tarde, en 1980, la Organización Mundial de la Salud declarara erradicada la enfermedad de la viruela.

Internet

Internet, la red de redes

Las consecuencias del vuelo del Sputnik

En octubre de 1957, los Estados Unidos sufrieron una sacudida con la noticia de que la Unión Soviética había conseguido poner en órbita el primer satélite artificial de la historia, llamado Sputnik. Esta noticia, que ponía en entredicho la superioridad tecnológica estadounidense, llevó al presidente Eisenhower a crear, bajo el control del Departamento de Defensa, la Agencia para Proyectos de Investigación Avanzados (ARPA), que actualmente se llama DARPA. En un principio, se dedicó a proyectos espaciales para contrarrestar la supremacía soviética, pero este campo de acción fue cedido, pocos meses después, a la recién creada NASA. Se convirtió entonces en una agencia de investigación de proyectos avanzados, de alto riesgo y -por tanto- de gran potencial. Con esta formulación, consiguió enrolar a eminentes e innovadores científicos e instituciones.

El nacimiento de ARPANET

En 1966 se inició el plan para establecer una red que uniría ordenadores y se denominaría ARPANET. Este plan fue presentado en 1968 y, en 1969, se conectaron los dos primeros ordenadores, entre la Universidad de California, Los Ángeles (UCLA) y el Instituto de Investigación de Stanford (SRI), ambos en California. Poco después se conectaron ordenadores de la Universidad de California, Santa Bárbara (UCSB) y la Universidad de Utah. Un año después, cruzó a la costa este de los Estados Unidos, al conectarse la BBN Technologies en Massachusetts. Había nacido ARPANET y, a partir de entonces, se produciría un vertiginoso desarrollo que daría origen a la Internet que conocemos ahora.

Nace Internet

En un principio, convivieron en ARPANET dos comunidades: la militar -que la usaba para sus necesidades operativas- y la científica -que la utilizaba para la investigación. En 1983, ARPANET adoptó el protocolo de red TCP/IP (que define a Internet) y se dividió en dos redes: 45 nodos para MILNET, que servía a la comunidad militar, y 68 nodos de ARPANET, que se mantuvo conectada al resto de redes que habían proliferado y constituyó con ellas Internet. En 1990 ARPANET dejó de existir e Internet se convirtió en una red privada. Para entonces, MILNET era una amplia red militar para información sensible -pero no clasificada- y, a principios de los 90, cambió su denominación a NIPRNET.

(Izquierda: Representación de Internet mundial)

Esto no es más que el principio

Internet ha cambiado la forma que tenemos de ver el mundo. Todo empezó por unos militares, científicos e ingenieros intentando comunicar sus ordenadores entre sí. Al principio, Internet no podía usarse para fines comerciales, al estar financiada en su parte central con fondos públicos de los Estados Unidos. Ahora es un gran mercado global, fuente de información, entretenimiento y muchas cosas más. Y, prácticamente, no ha hecho más que empezar.

Expresiones de origen militar

Muchas expresiones que usamos en nuestro día a día, tienen su origen en situaciones y circunstancias militares, algunas vienen de tan antiguo como la época de la Reconquista o los Tercios de Flandes.

En esta sección iremos viendo estas expresiones y explicando el origen:

– Irse a la porra
Expresión que usa para rechazar a una persona. Tiene su origen en el bastón que portaba el tambor mayor, que se conocía como porra. Cuando una columna hacía un alto, el tambor mayor clavaba la porra en el suelo, punto que marcaba el lugar al que debían acudir los soldados arrestados.

– Bicoca
Se dice que algo es una bicoca cuando es fácil de conseguir. Tiene su origen en la batalla que libró el emperador Carlos I de España y V de Alemania en Bicocca el 27 de abril de 1522, en el condado de Milán, frente a Francisco I de Francia. En esta batalla, los arcabuces de las tropas españolas, vencieron al ejército de mercenarios suizos, sin producirse bajas entre las tropas españolas.

– Irse por los cerros de Úbeda
Expresión que se usa cuando alguien divaga. En el año 1233, se produjo en Úbeda un enfrentamiento entre el Reino de Castilla y los almohades. Justo antes del inicio del combate, Álvar Fáñez, uno de los comandantes del Rey Fernando III, el Santo, desapareció y apareció una vez la contienda hubo terminado, conquistada la ciudad. Al preguntarle el rey dónde había estado, Fáñez contestó que se había perdido por los cerros de Úbeda.

– Echar con cajas destempladas
Se dice cuando echan con malos modos a alguien de un sitio. Se llamaban cajas (de guerra) a los tambores, que sólo se destemplaban en ocasiones fúnebres o infamantes. Según el Diccionario de Autoridades, en la milicia es echar de alguna Compañía o Regimiento al soldado que ha cometido algún delito ruin e infame, por el que no se le quiere tener dentro de las tropas. Para ello, se destemplan las cajas y, tocándolas, se sale acompañándole hasta echarle del lugar.

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