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Aportaciones militares a la sociedad civilBUSCANDO EL CARBÓN DE COK
Los altos hornos y herrerías, de la cornisa cantábrica, las fundiciones de cañones de Liérganes y La Cavada, los astilleros y las carpinterías de ribera, entre otras industrias, estaban desforestando los montes del norte peninsular, debido a la gran cantidad de carbón vegetal que consumían en el último cuarto del XVIII.
Melchor Gaspar de Jovellanos, cuyos tres hermanos servían en la Real Armada, se apoyó en el mayor, Francisco de Paula, para anudar lazos, entre otros, con el bailío frey Antonio María de Valdés y Fernández Bazán, el cual, siendo capitán de navío, se distinguió tanto en la dirección de las fábricas de cañones de Liérganes y La Cavada que (11-04-1789) fue designado secretario de estado de Marina.
Por otra parte, Juan Bautista González Valdés, minero asturiano, instanció al Rey pidiendo explotar minas de carbón de piedra, con bases diferentes a las de los metales que, en principio, eran de propiedad real. Esa instancia fue pasada a Jovellanos que la informó favorablemente, consiguiendo que este asunto se evacuase por la vía de Marina. Por fin, el 30-11-1789, el Rey (léase su ministro) dio la razón a Jovellanos y le ordenó fuese a Asturias a «arreglar» la extracción de carbón de acuerdo con quien designase Marina, que lo fue otro el ingeniero en segundo, D. Fernando Casado de Torres (más tarde, comandante general del arsenal de Ferrol), al cual Valdés destacó a Asturias para que diseñase minas en la zona de Langreo (Casado había informado que el de la cuenca del Nalón era el mejor) y para que montase un horno para obtener carbón de cok. El carbón sería distribuido prioritariamente (hemos comprobado que fue así) a Liérganes, La Cavada, a Ferrol y Cartagena.
LA EXPLOTACIÓN HULLERA DE ASTURIAS
Jovellanos estudió a fondo el precio del transporte del carbón, y se reunió con Casado, que ya tenía formado un proyecto de 25 minas en Langreo, cuyas bocas darían al Nalón (que se canalizaría hasta la desembocadura) para embarcarlo en chalanas, tripuladas marinería de Ferrol, y bajarlo hasta San Esteban de Pravia o Muros de Nalón.
La canalización resultó imposible, aunque, entre 1793 y 1801, logró evacuar 16.000 Tons, el remonte de las chalanas duraba hasta 10 días y, en invierno, las avenidas destruían lo hecho en verano; en 1803 se cerró. Jovellanos comprobó que las carretadas de bueyes salían más baratas. Pero, como los créditos para el Canal estaban concedidos, informó a Valdés sobre la política imprescindible para sacar a Asturias del atraso, que debía consistir en abrir carreteras y en «(…) fundar una escuela (Real Instituto Asturiano). Como además de proponer presentar el medio de dotarlos, creo que no costará a Ud. trabajo inclinar a su resolución (…)».
Por tanto, gracias al dinero del presupuesto de Marina y al trabajo de su ingeniero en jefe Casado de Torres, comenzó la explotación hullera de Asturias y la fundación del Real Colegio Asturiano de Minería y Navegación, orgullo de Jovellanos y de toda Asturias.