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Aportaciones militares a la sociedad civilNACIÓ EN LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL
Buen número de inventos, nacidos exclusivamente para su aplicación en operaciones militares, han pasado a ser imprescindibles también en el mundo comercial o industrial. Ejemplo vivo de ello es el SONAR, nacido en los albores de la segunda guerra mundial para obtener, desde un buque de superficie, marcaciones, distancias y profundidades de un submarino en inmersión, para detectar ruidos submarinos (bandadas de peces, de crustáceos…) haciendo las veces de hidrófono e incluso para comunicaciones submarinas (todo sonar militar suele llevar acoplado un teléfono submarino) .
En principio, el SONAR responde a la misma concepción que el RADAR, Un proyector emite debajo del agua (desde un domo que sobresale del casco de un buque de superficie) un estrecho cono de energía ultra sonora, que se propaga a 1500 metros por segundo y, si encuentra un obstáculo opaco se refleja en forma de “eco” y se puede sintetizar en una pantalla, pero también, acústicamente, el operador “que escucha el eco” debía ser capaz de distinguir de que objeto se trata (¡Eco metálico! ¡Toninas! etc.) así como el conocido como efecto “Doppler” (cambio de frecuencia aparente de una onda producido por el movimiento relativo de la fuente respecto a su observador) que permite determinar si lo detectado se acerca o se aleja.
SUPERANDO DIFICULTADES
La dificultad mayor contra la que luchó el desarrollo del SONAR radica en las condiciones de propagación de las ondas sonoras en la mar, la ecuación del alcance del ultrasonido emitido depende de la temperatura del agua, de su presión (profundidad) y, en menor medida, de la salinidad. La temperatura del mar, según se desciende hacia el fondo, suele tener un cambio de gradiente que, a los imaginarios ojos del que utiliza el SONAR, forma una “capa”, en la cual rebotan las ondas emitidas de tal manera que, por mucha potencia que se aplique, el sonido no penetra esa capa y el submarino que se encuentre debajo de ella estará inmune pues nunca podrá rebotar las ondas de esa emisión ultra sonora. De ahí el nacimiento de los sonares de profundidad variable, cuyo domo emisor se arría desde las toldillas de los barcos y se cala por debajo de dicha capa (la cual se conoce por el uso de los batitermógrafos o por los atlas de temperaturas de la mar).
APLICACIONES CIVILES
Pues bien, todos esos conocimientos de la propagación y de la calidad del sonido que se propaga, han llevado a grandes utilizaciones del SONAR en el mundo civil, en la pesca, en la hidrografía y en la búsqueda de pecios u otros objetos hundidos (cazatesoros).
La pesca fue la primera en disfrutar del SONAR, con el aparato pueden detectar los bancos de peces a mucha distancia y, por los sonidos que emiten, de que tipo de peces se trata. En la pesca de altura es difícil encontrar, hoy en día, un pesquero sin sonar, e incluso los hemos vistos también en los de bajura.
La aparición de los sonares de barrido lateral, que transmiten un pulso acústico estrecho, en forma de abanico perpendicular a su dirección de viaje y, a medida que dicho pulso viaja hacia afuera desde el emisor, el lecho marino y otros objetos reflejan parte de la energía del sonido en la dirección del sonar (conocido como retrodispersión), lo cual lo introdujo de lleno en el mundo de la hidrografía y, para tormento de los responsables de velar por la preservación de la arqueología acuática sumergida, en la de los popularmente conocidos como cazatesoros.
José María Blanco Núñez