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Aportaciones militares a la sociedad civil

Comandante Médico Fidel Pagés Miravé

De cómo las embarazadas en particular y la humanidad en general deben estar agradecidas a un médico militar.

Dr. Fidel Pagés Miravé
Manual de anestesia metamérica
Ilustración de la aplicación de la anestesia
(Dibujo original de Pagés Miravé)
DOCTOR FIDEL PAGÉS MIRAVÉ

El mundo militar ha estado en muchas ocasiones a lo largo de la historia a la vanguardia de los avances en áreas del conocimiento que han acabado siendo de enorme utilidad a la sociedad civil. Esta, con un gran desconocimiento de su origen, ha incorporado su uso a su vida cotidiana con enorme naturalidad. Si hoy en día preguntásemos a las parturientas que están en el trance del alumbramiento sin padecer la sentencia bíblica de «parirás con dolor» y les dijésemos que la «hora feliz» de su parto sin dolor se lo deben a un avance propiciado en el mundo militar, que fue consecuencia de los efectos devastadores de la guerra y que ese logro fue realizado por un insigne médico militar español hace ahora 100 años, no saldrían de su asombro. Pues esta es la realidad, la gran verdad.
Fue en la sangrienta Guerra de África de principios del siglo XX donde se fraguó este increible avance. Allí fue destinado nuestro protagonista, el médico militar aragonés D. Fidel Pagés Miravé (Huesca, 26 de enero de 1886- Quintanapalla, Burgos, 21 de septiembre de 1923). Allí, ante la visión de las limitaciones de los anestésicos de su época y las dificultades de administrarlos en el campo de batalla y con la rapidez que requerían los traumatismos y las heridas de guerra y fruto de su experiencia en los destinos que tuvo en distintos periodos en el Protectorado español y sus experiencias internacionales, como los campos de prisioneros en Hungría en la I Guerra Mundial, nació la técnica que él denominó, inicialmente, Anestesia Metamérica. Todo ello, como veremos, fruto de su buena preparación médica y de su profundo conocimiento de la anatomía y la fisiología.
El primer destino africano del comandante médico Pagés se produce en 1909, coincidiendo con los trágicos episodios del Barranco del Lobo, siendo entonces cuando entra en contacto con las difíciles condiciones en las que se desarrolla la sanidad militar, tanto en el campo de batalla como en el hospital de Melilla, su lugar de trabajo como médico cirujano. En esta época ya es condecorado por su iniciativa de organizar una compañía de ambulancias preparadas para acceder a primera línea del frente para el tratamiento y evacuación rápida de los heridos en combate, fruto de lo cual se dispara la supervivencia y la llegada en mejores condiciones de los combatientes heridos a los hospitales.

Después de Melilla Pagés alterna varios destinos en la Península y comienza a publicar sus investigaciones en revistas médicas de prestigio, participa en congresos internacionales y visita y trabaja, formando parte de una comisión internacional de la Cruz Roja, en los campos de prisioneros austro-húngaros en 1917 en plena Guerra Mundial. Allí, durante unos meses, asiste y opera, junto con médicos austriacos, a un gran número de heridos de guerra.
Esto le supone la adquisición de prestigio dentro de la profesión, lo que se traduce en su incorporación al grupo de médicos que asisten a la Reina Dña. María Cristina. Pero será también médico de la Beneficencia Municipal y médico del Hospital Militar de Urgencia de Madrid. En todos estos trabajos muestra su pericia quirúrgica, su buen criterio médico y su capacidad investigadora e innovadora, formando parte del comité fundador de la Revista Española de Cirugía en 1919.
Su segundo destino africano, en 1921, coincide con otro episodio trágico de la guerra: el desastre de Annual. Sin duda movido por ésta y anteriores experiencias, se va fraguando en su mente la necesidad de contar con métodos anestésicos más acordes con las necesidades de la Cirugía de Urgencia en aquel momento. Ya durante su estancia austriaca y en sus labores en la capital del Reino, había empezado a experimentar con técnicas anestésicas radiculares paravertebrales y en raquianestesias, ya que conoce bien la literatura médica de la época, relativa a la experimentación de estas técnicas y sus avances.
El gran momento llega en marzo de 1921, con la publicación de su artículo «Anestesia Metamérica» en la Revista Española de Cirugía, como él llama a lo que ahora conocemos como Anestesia Epidural. El descubrimiento está basado en la experiencia adquirida en el tratamiento con éxito mediante esta técnica de un número significativo de casos, muchos de ellos, si no la gran mayoría, de heridas de guerra. Pagés es consciente que se trata de un método no descrito hasta el momento. Su aportación al alivio del dolor y a la realización de cirugías de gran complejidad es clara y de gran trascendencia practica: consiste, básicamente, en introducir un anestésico local entre dos vértebras de la zona lumbar, de manera que se bloquean las transmisiones nerviosas de la médula espinal.
Según el consenso existente de varios autores actuales, su técnica es aplicable a la práctica diaria dentro del campo de la cirugía; no se basa en un hallazgo casual, sino que es fruto del conocimiento, de la práctica y del estudio y del quehacer minucioso; y llega al abordaje lumbar del espacio epidural por la experiencia y conocimiento, siendo necesaria la pericia, en aquella época, del cirujano y actualmente, del anestesista.
Como resumen de su aportación y tal y como explica I. Velázquez Rivera en «Aproximación a la obra científica del Comandante médico Fidel Pagés Miravé», Sanidad Militar, 2011, 67, «se trata de un trabajo que, aun hoy, nos parece comparable a los mejores que se han escrito sobre el tema y puede decirse que en él está todo descrito: las bases anatómicas, las características de la analgesia y la parálisis motora, la técnica, los signos y las complicaciones y contraindicaciones».
Pero este trabajo y la trayectoria de este insigne médico militar se vio truncada por su prematura muerte en accidente de tráfico en 1923 y, como consecuencia de ello, por la imposibilidad de comunicar sus hallazgos a la comunidad científica internacional mediante la asistencia a congresos, conferencias, etc., como era la práctica común de la época dada la escasa difusión internacional de la Revista en que había sido publicado su artículo. Su trabajo estuvo a punto de pasar desapercibido, no se tradujo, no se consultó, no se divulgó. Hasta el punto de que a principios de la década de los 30 un médico italiano, Achilles Dogliotti, que no conocía los trabajos previos de Pagés, se llevó los honores al describir una técnica igual a la de nuestro compatriota que él denominó Anestesia Epidural, nombre con el que ha pasado a la historia.
Afortunadamente nuestro protagonista ha sido reivindicado y reconocido con el tiempo por el mérito de haber contribuido al alivio del dolor y a facilitar la curación de patologías que de otra manera habrían hecho sufrir al enfermo. El mérito de Pagés está hoy fuera de toda duda y es reconocido gracias a la labor de documentación de los investigadores y del propio mundo militar. Varios premios médicos científicos llevan hoy su nombre, como el Premio de Sanidad Militar «Fidel Pagés Miravé», establecido en 2007. Pero mucho antes, ya en 1926, el Ministerio de la Guerra había decidido cambiar el nombre al Hospital Docker de Melilla por el de Hospital Capitán Médico Fidel Pagés, donde se fijó una placa en su honor. La placa se conserva entre los objetos dedicados a su figura en la Colección Museográfica de Sanidad Militar en el Pabellón Histórico del Hospital Central de la Defensa Gómez Ulla, único pabellón que queda del antiguo Hospital Militar de Carabanchel en Madrid. Rezaba así:

Aquí operó Pagés
Sirviendo a la patria enalteció la ciencia.

Mónica Ruiz Bremón
 Arturo Pretel Pretel


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