Descripción
En las riscosas tierras rifeƱas, impulsados por santos deberes, el mando y la obediencia, han ofrecido la mĆ”s bella ejemplificación: la del amor Ć” la Patria juntamente con la devoción Ć” nuestro Rey. Una brava oficialidad y una tropa disciplinada, han combatido dĆas enteros sin otra ambición que la de regar con su sangre el campo donde crecen los laureles de la victoria oficiales y soldados, el mando inteligente y la ciega obediencia, solo han tenido una ambición: la de engrandecer Ć” EspaƱa con su generoso sacrificio. Entre esos oficiales, algunos fueron mis discĆpulos en las aulas toledanas yo pulsĆ© sus almas juveniles y entusiastas yo participĆ© de sus amores por el Arma, de sus fervores por el Rey yo fui testigo de sus emotivos esponsales con el alma de la Patria Ć” la sombra de su roja y gualda imagen yo anudĆ© sus pensares Ć” mi pensar, sus sentires Ć” mi sentir. Sobre el campo de batalla, mis heróicos discĆpulos han sido dignos del juramento prestado la casa solariega de la InfanterĆa, mansión ayer de imperiales famas, es hoy cuna de hĆ©roes que cautivan, y de valientes que enorgullecen al calor de la andante espaƱolerĆa, de aquellos hidalgos que asombrados por su intrepidez, se ha fundido el alma de mis discĆpulos, de esa juventud que con el estoicismo de su ofrenda ha hecho despertar dormidas energĆas columbrando para EspaƱa seguro y esplendente porvenir. Me cupo la suerte de llevar al corazón de mis discĆpulos visiones de hazaƱosas Ć©pocas, muestras elocuentes de pasados esplendores, nombres aclamados por la Historia y, Ć” imitación de aquellos artistas venerandos de nuestra grandeza, ellos han sabido continuar la potencia de una raza, que lo mismo asombra en sus triunfos, como deslumbra en sus caĆdas, raza que si tiene sublimes ocasos, es para volver Ć” surgir prontamente tras descansos reparadores.
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