Descripción
La fe de EspaƱa, aquella fe que ostentaron caudillos y soldados en los ocios de la paz y en los azares de la guerra, vive en las maravillas que cubre el solar patrio, desde las luminosas costas levantinas Ć” las apacibles rĆas de Galicia, desde los cantiles vascos Ć” las odorantes vegas andaluzas. La piedad de antaƱo, gĆ©nesis del deber y asilo del honor, brilla poĆ©tica y arrogante en la gigantesca epopeya contra los hijos de Mahoma en aquellos siglos, cada victoria es una ofrenda para EspaƱa y un galardón para la Católica Iglesia por montes y por valles, entre asperezas peligrosas y al pie de fuertes murallas, el espĆritu de la raza lucha hasta vencer al agareno en la ciudad de los cĆ”rmenes floridos. La fe no cree cumplida su bella misión al ondear triunfante en la torre de la Vela los soldados que habĆan sido sus convencidos viadores, rompen lo ignoto de los mares, y allĆ” van al Nuevo Mundo, sobre dĆ©biles carabelas, para pregonar la fe con su heroico proceder, y desde MĆ©jico al Plata, legiones de combatientes puƱan y vencen por su Dios y por su Patria. El verbo de la raza, en conjunción amorosa con el verbo de la fe, no solamente hace de AmĆ©rica escenario afamado para sus marciales empresas y sus episodios deslumbradores, en Africa, bajo el mando de un Cisneros, ensancha los patrios horizontes, en Italia, inspirĆ”ndose en el genio de Gonzalo FernĆ”ndez de Córdoba, labra las bellĆsimas jornadas de Garellano y de CeriƱola, y, siguiendo los dictados de Don Juan de Austria, sepulta en el fondo de las aguas de Lepanto la flota de los turcos.
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